¿Verme a la sombra y luz de mi palabra
cuando me hundo en sus aguas tanto como Narciso;
en el verbal espejo de ese voluble friso
en que mi identidad se descalabra?
¿Y haciéndome reflejo y mero abracadabra
para abrir mi ademán; ser sólo vago aviso
que a los demás pretende dar el dato preciso,
y es agua movediza de la imagen que labra?
Tal vez en otros seres mi soledad se abra,
mis ojos a otros ojos se den en mutuo hechizo.
Dentro de mi no obstante yo sentiré la magra
desilusión sin eco del ciego advenedizo,
de ser testigo infiel y en lo vano bisagra
entre aguas inefables, infierno y paraíso.
Amilcar Luis Blanco ("Eco y Narciso", pintura de John William Waterhouse)
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