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viernes, 4 de mayo de 2012

Tan lejos y tan cerca







Como te quiero tanto como al alba
o al aire enorme,
aspirado sin tasa por mi pecho
y siento la ligereza de tus piernas
caminando en mis piernas,
el milagro de tu palpitación
en el vibrar de mis párpados
y en el bombeo bruto de mi corazón
acompañándote
para cada luz que recibes,
para cada gota de tu traspiración,
el goteo, la lluvia, que sale de tu cuerpo
aunque nunca la beba y la disfrute.
Como te quiero tanto, digo,
como a la noche extensa y estrellada
cayendo sobre el mar y las ciudades
como al viento veloz que se endurece
y se parte en mi frente y en mi torso
casi hasta levantarme,
la vida en vos no cesa de auscultarme
de meterse conmigo, me provoca,
hace incluso que piense en nomeolvides
en la cintura obesa
de la melancólica nostalgia
y en senos abundantes y estoicos
iguales a las dunas del Sahara
velados por la ausencia de los tuyos.
Hace que me dirija hacia tus labios
aunque no estén
y trate de besarlos.
Y me queda la inquietud,
el sobresalto,
igual que a Don Quijote
le quedara tan lejos Dulcinea
y tan cerca, tan lejos y tan cerca.

Amílcar Luis Blanco (Pintura "Dulcinea" por Mireya Duart)

2 comentarios:

  1. Tan lejos y tan cerca está el amor, aunque no lo veamos ni disfrutemos, aunque sólo lo presintamos...

    Muy bello, Amílcar querido, Maestro de la poesía y del sentimiento.

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  2. Así lo siento, tan lejos y tan cerca, y comprendo a Don Quijote. Como se sabe él nunca, jamás, vió, tocó, besó o experimentó a Dulcinea, hasta que falleció Alonso Quijano.

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