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domingo, 28 de agosto de 2011

SUMMERTIME



Estamos en la city, el verano se acerca,
en las enredaderas y jazmines,
en los cielos calientes y la terca
alongación del sol en los confines.
Hay un olor áspero a madreselva,
una resaca a lluvia cuando cede la tarde
sus espacios de anuros y de selva.
Olor a polvo y agua, a suciedad que arde.
Todo por la llanura de las calles.
Un diapasón de Armstrong y Fitzgerald.
Una luna dichosa y melodiosa,
no una luna cualquiera,
rodeándonos los talles,
haciéndonos la vida llevadera.
Bocina de trompeta, voz de seda
y gargantas con cuerdas de ébano y de rueda.
Gershwin estuvo mucho visitando el verano
produjo melodías como dedos sus manos;
él se subió a las torres y rozó las cornisas,
estuvo cada angustia huyéndole a las prisas
sobre un teclado hecho con auténticas risas.
Convocó corazones ardientes y cercanos.
Rompiendo la tiniebla, poniéndole al hastío
un acendrado rumbo de navío.

Amílcar Luis Blanco

2 comentarios:

  1. ¡Huy, que hermoso poema te ha inspirado esa melodía inolvidable, Maestro! Y es que el verdadero poeta encuentra inspiración en todo lo que le rodea.

    ¡Otro gran beso, Amílcar querido!

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  2. Tenés razón, querida Mayte, Ella Fitzgerald y Louis Armstrong interpretando Summertime me ha inspirado, es como sentarse sobre un geiser con el culo frío. Es la sumersión en un instante de belleza, te provoca una reacción casi telúrica.

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