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domingo, 12 de diciembre de 2010

NO A LA REPRESIÓN, SI A LA POLÍTICA.-

La decisión de Cristina Kichner de no reprimir por la tan simple razón de que la violencia engendra violencia y porque en cualquier lugar del mundo cuando el Estado, ejerciendo el monopolio de la fuerza, reprime siempre hay víctimas que lamentar, es no sólo sabia sino también pacifista y coloca las cosas en el meridiano de evolución humanística y cultural que corresponde. Los problemas de los sin techo que aspiran a una vivienda digna y que, en muchos casos, han sido engañados con falsas promesas se resuelven en el diálogo y en el acercamiento de soluciones reales a necesidades elementales, que también son reales, y que la aplicación de políticas sociales debe resolver. Para eso están los especialistas, estadistas, sociólogos, psicólogos sociales, agrimensores, abogados, arquitectos, maestros mayores de obra, constructores y para eso también está la inversión pública en obras de infraestructura que deben acercar las soluciones para la gente carenciada.
La represión, la violencia, es la respuesta tradicional del establishment, del Estado neoliberal, de derecha, que gerencia constantemente para defender el poderío de corporaciones que sólo se preocupan por hacer negocios inmobiliarios rentables. No es que no los puedan hacer o no los puedan seguir haciendo con la gente que quiere mejorar su estándar de vida o incluso ganar status en base al acrecentamiento cualitativo e incluso cuantitativo de su patrimonio. Lo que no hay que hacer o no se admite más o cada vez menos que se haga es estafar al pobre, al carenciado, destruyéndole y esterilizándole su horizonte vital, excluyéndolo y marginándolo del confort y del consumo. Las políticas de inclusión social y distribución equitativa del ingreso que aplica este gobierno son las mejores. Por ahí he leido a Santiago Kovadloff y a Joaquín Morales Solá escandalizados por lo que consideran un abandono y prescindencia del Estado en el predio indo americano. Abandono y prescindencia en cuanto a imponer el orden y la ley a los palos, abandono y prescindencia de ejercicio de la fuerza en beneficio sobre todo de un derecho de propiedad que se considera accesible sólo para las clases sociales de mayor nivel de ingresos e imposible para los trabajadores, operarios, cartoneros, etcétera, que han sido desclasados y marginados por políticas neoliberales de vaciamiento industrial y empresario que sobre todo con Menen y De la Rúa han producido grandes masas de desocupados.
La verdadera política, la que se precie de cumplir con la finalidad de bien público que la legitima, en el marco de una democracia cuyos mandatarios han sido plebiscitados para cumplir un programa mayoritariamente reclamado por sus mandantes, la mayoría del pueblo, y que consiste precisamente en lograr la distribución justa del ingreso y la inclusión de todos en los beneficios sociales que se generen, es la que lleva adelante Cristina Kirchner y no la que propone palos y represión desde la estrecha visión de un exponente del neoliberalismo como Mauricio Macri que, en Capital, no ha invertido un solo peso en planes de vivienda, salud o educación, ni tampoco en infraestructura. Aún el neoliberalismo más rancio, partidario de la economía de mercado, debería agiornarse prestándole real atención a la problemática social, saliendo de la trágica y pueril alternativa de emplear la violencia y tratar a los pobres, discriminándolos, increíblemente hasta por razones xenófobas, y ocupándose con puntualidad y eficacia de ofrecer soluciones para los más débiles y castigados, para los parias de esa sociedad impiadosa que ellos han colaborado a erigir, cada vez más indiferente, que permanece impertérrita ante las desgracias atroces del infierno que ella misma ha generado. Si quieren hacer negocios que los hagan pero tratando de abandonar ese atavismo de piratas y bucaneros, de explotadores esclavizantes. Si no lo hacen y alientan los enfrentamientos las tempestades que cosechen van a terminar por derrumbar sus propias fortalezas en las que tendrán que esconderse.-

6 comentarios:

  1. Amilcar, ahora no dispongo de tiempo y mañana no estaré en casa, pero vendré el martes a leerte, mi querido amigo.

    Te copio aquí la respuesta a uno de los comentarios que me has dejado en mi blog, (si quieres, porque ocupe mucho espacio, puedes borrarla despues de haberla leído). Y mil gracias por todo, querido amigo:

    Mil gracias por tan hermoso, extenso y didáctico comentario, mi querido Amilcar. Sí, conozco la poesía de Góngora y la de Quevedo y también la de Lorca y Miguel Hernández, no en vano estos últimos son mis poetas más dilectos, pero no creía que mi humilde poesía revistiera tanta complejidad como para denominarla barroca, aunque quizás sea un tanto barroquizante por mi tendencia a adjetivar en exceso.

    Y sí, por supuesto que me encantaría que me comentaras esa conversación que mantuviste con uno de los más grandes literatos de la historia, pues Borges fue, en eso, grande entre los grandes. Ya me gustaría a mí haberle conocido...

    Recibe un beso enorme y mi más profundo agradecimiento por tantas atenciones como me dispensas, mi querido amigo.

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  2. Gracias a vos en primer lugar, porque sos una persona considerada y atenta. No diría que tu poesía es barroca, es original. Mi comentario sobre el barroco lo motivó otro comentario en el que se insinuó que tu poesía podía ser barroca y que vos contestaste diciendo que no creias que fuera así. Sin duda, adjetivás con una gran riqueza y versación, pero sos clara y directa, incluso contundente. La originalidad está dada precisamente porque en tu búsqueda de verdad y autenticidad sos visceral de tan directa. Pero, desde luego, la autenticidad no es fácil, obliga a desplegar un gran oficio para encontrar y poder verbalizar lo que te exprese con mayor eficacia. Vos lo conseguís, quizá, te diría, cada vez más, en tus últimos dos poemas.
    En el verano de 1980 fuí a pasear por el Tigre (sitio con islas en que desemboca el Rio Paraná, de gran caudal, como el Amazonas) con quien entonces era mi pareja. Decidimos viajar en Catamarán ( un paquebote fluvial )en una excursión por las islas y luego de abordarlo nos sentamos a unas mesitas que se disponen sobre la cubierta y pedimos gaseosas. Mientras destapaba mi botellita veo venir del brazo con María Kodama a Jorge Luis Borges. La pareja se sentó casualmente a una mesita vecina y la silla de don Jorge Luis quedó pegada a la mía.- Hola, maestro - saludé (con bastante osadía)Él giró hacia mi voz y dijo: - ¿Cuál es su nombre?.- Amílcar - respondí.- Amílcar, un nombre cartaginés - dijo Borges.- Sin detenerme en mi atrevimiento le pregunté por qué había dicho - su comentario había sido publicado por el diario "La Razón" (vespertino porteño)que Lorca era un andaluz profesional.- Bueno - dijo Borges - creo que la poesía menor es un género ¿Ud. que piensa?- Quedé un poco alelado, qué le iba a decir, él me preguntaba a mi, nada menos que Borges.- Si usted lo dice creo que debe ser así - dije. Entonces como alguna vez, por ser granadino y andaluz, yo había pensado que escribir, por ejemplo "cuando los erales sueñan verónicas de alelí" era gongorino, le dije ¿No le parece a Ud. que Lorca era un barroco como Góngora? - No, no - dijo Borges - Góngora es de una mayor tecnicidad, más complejo..." Bueno, así fue, espero poder seguirla otro día. Ahora te saludo porque me están llamando. Feliz semana y adelante poeta!!!

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  3. Hola de nuevo, aunque con cierto retraso, querido Amilcar. Bueno, en primer lugar decirte que no me molesta para nada que tilden de barroca la humilde poesía de mi cosecha, yo tampoco estoy en disposición de opiniar, porque desde dentro las cosas se ven diferentes a desde fuera. La cosa es que tú la definiste así alabándola, mientras que otro usuario lo hacía para denostarla, en cualquier caso, es cuestión de gustos, hay gente que les va más lo sencillo y a otros lo recargado, aunque quizás el punto medio sería lo más conveniente, pero las cosas salen como salen y más siendo una mera aprendiz como es mi caso, jeje.

    Después, pasando al tema de Borges, mi querido Amilcar, de nombre, efectivamente, cartaginés; ya sólo faltaría que el apellido hubiese sido Barca en lugar de Blanco...jaja. Bueno, pues ha sido una suerte inmensa haber departido con tan ínclito literato, y más sobre poesía y sobre otros no menos insignes poetas, pues tanto Lorca como Góngora lo fueron.

    Y ahora y comentando tu post, lo refrendo por completo. Los políticos, todos, no sólo los argentinos, deberían preocuparse por el pueblo y no sólo por sus votantes, ni por las clases que los apoyan, sino también por los más desfavorecidos y conseguir una sociedad más justa y equitativa, promoviendo la construcción de viviendas sociales y haciendo que la sanidad y la educación lleguen también a esos sectores empobrecidos, es la única manera de reflotar la sociedad. Pero todos sabemos que son contados los políticos que hacen algo en beneficio de la humanidad, que la mayoría sólo benefician sus bolsillos y los de sus allegados. Por fortuna, este gobierno de Cristina Fernández, como continuadora del de su malogrado esposo, Néstor Kirchner, parece que intenta realizar importantes cambios sociales y económicos, pero todo será que la dejen hacer sus opositores. Esperemos que lo consiga, mimuy querido amigo. No me despido, continúo leyendo tus poemas...

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  4. la politica esta corrupta en el mundo entero
    ¿como la podemos cambiar?
    pensando antes que eligiendo

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  5. Querida Mucha, creo que para la buena política bastan los buenos políticos que son aquellos que siguen obrando bien y conforme lo que prometieron cuando por fin tienen el poder. Lo demás es cuento.

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